Como todos sabéis el pasado día 20 de noviembre se conmemoro el Día de los derechos del niño, día que nace de la promulgación hace 51 años de la carta de Derechos de la Infancia de la ONU, la cual fue ampliada hace 21 años por la misma asamblea.
En todos los colegios hemos trabajado sobre los derechos y los deberes de los niños y hemos recordado que existen lugares en el mundo donde se vulneran los más mínimos derechos de la infancia. Con la idea de que nuestros escolares conozcan cuáles son sus derechos fundamentales, para así desarrollarse como ciudadanos, diseñamos actividades que ayuden a comprender que no debemos de pensar que en nuestro entorno esta todo logrado en materia de infancia y que aun debemos de seguir luchando por una infancia digna que asegure un mañana prometedor, en donde se venzan las desigualdades.
Desigualdades que se están haciendo patentes en nuestra sociedad, nada más espelúznate que leer el informe que UNICEF ha hecho público sobre la situación de pobreza en la infancia de nuestro país, informe que me hace plantearme muchas situaciones y en cierto modo me crean incertidumbre sobre el futuro cercano. De todos es sabido que la situación económica que estamos viviendo afecta a los más débiles y desprotegidos, ¿serán nuestros niños las próximas víctimas de esta crisis? Cuando me refiero a víctimas no quiero usar un término alarmistas, puesto que gracias a la Constitución el niño está protegido ante abusos y despropósitos, sino a que el clima pesimista que por desgracia nos invade, haga que nos despreocupemos de nuestros niños, se cree un desinterés hacia ellos y creemos niños invisibles como nos muestra el Semanal XL, invisibles si, invisibles a sus necesidades de afecto, de cariño de atención. De nada nos sirve no poder darles caprichos materiales, ya que el niño no demanda cosas materiales(es cierto, les hemos hecho nosotros materialistas) sino que quiere la atención de sus padres, sé que es complicado si te ahogan las deudas o si te has quedado sin empleo, el tener que atender a tus hijos con toda la dedicación, puesto que tu cabeza está en otro sitio y en ocasiones el niño solo te hace enfadarte porque quiere estar contigo y tu mente está en cómo llegar a fin de mes.
No quiero dármelas de listo, porque no lo soy, ni de pedagogo, y sé que puede parecer un disparate que opine sobre esto sin ser padre, pero soy maestro y persona y me preocupa el mañana, los niños son nuestro mayor tesoro y nuestra mejor fuerza, ellos son la esperanza y la ilusión, en sus caras está escrito el futuro y ellos y nosotros nos merecemos un futuro lleno de alegrías, sirva esta reflexión para que no bajemos la guardia y estemos en lucha, por que se cumplan los derechos de los niños en todos los lugares del mundo.
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